El pasado 19 de mayo se aprobó en el Congreso una propuesta de resolución de CiU, enmendada por el PSOE, para que el corredor ferroviario del Mediterráneo se incluya en la Red Transeuropea de Transportes “como proyecto individualizado prioritario”. Este corredor se presenta así como la competencia directa a nuestro proyecto de Travesía Central del Pirineo (TCP).
“Es vergonzoso y vergonzante que ninguno de los diputados aragoneses votara en contra de un acuerdo que va contra los intereses de nuestro país: los socialistas votaron a favor y los del PP se abstuvieron”, ha señalado el diputado Bizén Fuster, que continúa: “y mientras, el Gobierno de Aragón mira para otro lado y hace como que no ve la gravedad de este acuerdo parlamentario”. De hecho, el PSOE de Aragón ha evitado muy mucho hablar de comunicaciones transfronterizas en esta campaña electoral europea, quizá para evitar que se les echara en cara esta Tomadura Clara de Pelo.
La TCP forma parte del Plan Estratégico de Infraestructuras de Transporte estatal 2005-202 y está también incluido, como objetivo nº 16, en la Red Transeuropea de Transportes. El corredor ferroviario del Mediterráneo no. ¿Por qué entonces este espaldarazo a un proyecto que no está recogido en ningún plan en lugar de impulsar, como sería lógico, el que sí está incluido, tanto por el Gobierno estatal como por la Unión Europea? Es muy difícil de entender, salvo, como explica Bizén Fuster “que, en primera instancia, sea un guiño del PSOE, que no tiene mayoría parlamentaria en el Congreso, a CiU, que le puede brindar un muy valioso apoyo”. Y en segunda instancia, que suponga que el Gobierno estatal va a optar por este corredor a corto y medio plazo, en lugar de por la TCP.
Lo cierto es que la TCP está ahora más en peligro que nunca, puesto que CiU planteó y defendió su propuesta de resolución en unos términos absolutos y excluyentes: el corredor ferroviario del Mediterráneo es la alternativa más lógica y viable para las comunicaciones con Francia.